Relato desde los rincones de las casas donde, una vez más, se coló el lodo y el agua “reventando paredes” pese a las reiteradas advertencias de ciudadanas y ciudadanos a las autoridades. En el caso de Alvarado, la alcaldesa llevó sólo rebanadas de pastel para consolar a personas que lo perdieron todo y necesitan viviendas dignas.
Texto y fotos: Roxana Aguirre
La lluvia se hacía cada vez intensa mientras Luis Fernando Tiburcio Fernández y su familia se resguardaban en casa. Entonces comenzaron a escuchar unos ruidos sordos, fuertes. Un rugido de la tierra. Luis Fernando y su esposa se alertaron, tomaron lo que pudieron rápidamente y salieron con su hija de 2 años.
Un pedazo de cerro que ya no pudo contener más lluvia se vino abajo hacia su casa y otras más.
No imaginaron que sería la última vez que verían en buen estado la casa que tenía apenas tres meses rentando, ni tampoco que perderían todas sus pertenencias, incluyendo lo que habían adquirido con mucho trabajo para un negocio de antojitos que colocaron en la cochera.
Todo fue sepultado por la tierra en esa casa ubicada en la colonia La Playa del municipio de Alvarado, donde las lluvias recientes han causado afectaciones en un total de 500 viviendas, según la Secretaría de Protección Civil del estado.
Muchas de esas casas quedaron enterradas parcialmente. En el municipio se encontraban elementos del Ejército y la Marina junto con las corporaciones estatales aplicando el Plan Tajìn, Plan DNI III y Plan Marina. Los tres son para atender emergencias prioritarias.
“Nosotros salimos desde que comenzó el agua, el día 15. Así de fuerte es la primera vez que pasa, otras veces el agua solo llega a las calles. Se quedó enterrado todo, los muebles, la estufa, la tele, mi negocio de antojitos”, contó Luis Fernando desde su casa transformada.

Las dos casas ubicadas a los costados de la suya también fueron invadidas por la tierra, el lodo y el agua que llegó como una avalancha, con toda su fuerza, y quebró los vidrios de las ventadas y los marcos de las puertas. El agua encontró la forma de llenar cada uno de los rincones de las viviendas.
En una de ellas vivía una joven sordomuda. Un golpe de suerte la mantenía fuera de su casa cuando los crujidos del cerro y el ruido de la corriente de agua alertaban a todos sus vecinos. Su hermano Juan Antonio César Balmori agradece que ella no estuviera dentro porque -dijo- seguro no habría salido a tiempo y esta narrativa tendría una víctima. Pero no fue así.
“Ahí entró y reventó paredes, reventó todo: ventanas, todo, pero a ver qué pasa”, explicó.
La calle Prolongación Marco Antonio de la colonia La Playa se ubica justo frente a la desembocadura del río Papaloapan a las aguas del Golfo de México. En días soleados se siente la brisa del mar y se escucha el ronroneo de las olas, pero las lluvias de las últimas horas que afectaron al estado de Veracruz, sobre todo la zona costera, dejaron un panorama totalmente distinto.
Un alud de tierra y lodo invadió las casas y la calle principal de esa colonia era dominada por las luces de las patrullas y el andar de las ambulancias, además del ir y venir de uniformados enviados para atender la emergencia dentro de las casas, con sus picos y palas.
“Esta gente tiene horas de estar aquí ayudando la verdad. Vamos a ver que podemos rescatar”, dijo César Balmori.

Las horas más difíciles se vivieron durante la noche del viernes y madrugada del sábado. Fueron momentos en que los afectados, sus familiares y amigos unieron fuerzas, y en la oscuridad de la noche, palazo tras palazo, comenzaron a retirar la tierra al menos para poder caminar en la zona sin hundirse en el lodo. Incluso una cadena de pizzerías envío cajas con varias pizzas para que pudieran comer.
Varios vecinos, cabizbajos, recordaron a dos pequeños niños – de los que nadie pudo referir sus nombres – que murieron hace muchos años ahí mismo, en una circunstancia similar, asfixiados bajo un talud de tierra que cayó sobre su casa. Afortunadamente esta historia es diferente y no hay muertes que lamentar.
«Necesitamos muros de contención atrás toda la colonia. Este es un problema viejo no es de ahorita, otros presidentes han pasado y no han hecho caso. El gobernador Cuitláhuac García cerró su campaña en esta Colonia y dijo que nos iba a apoyar con los muros de contención y no nos han hecho caso”, afirmó Gabriela, una mujer mayor que ha vivido los últimos 30 años de su vida ahí, en la colonia la playa.
Ella permanece sentada observando el trajinar de soldados y sus vecinos, con las piernas inutilizadas por el paso de los años, que apenas le permiten ponerse de pie y dar un par de pasos.
Su esposo, un hombre igualmente mayor, encontró fuerzas en medio de la tormenta para cavar un surco en su patio, un “cortacorriente”, lo llamó. Para ellos fue parte de lo que ayudó a que su casa no quedara totalmente invadida de tierra como la de sus vecinos.
Alvarado tiene uno de los sistemas interlagunares más importantes del estado de Veracruz, sin embargo, debido a la gran cantidad de lluvia que cayó, aunado – dicen los vecinos – a las nuevas viviendas que se han construido en zonas donde antes había un cauce natural del agua, generaron inundaciones para las que no estaban preparados.
María de los Ángeles, otra persona afectada de la colonia, no pudo pegar el ojo en toda la noche. Su esposo, pescador, al igual que lo fue su suegro en algún momento, utilizaron todos los artefactos a la mano para intentar sacar el agua que entraba por todos lados. Incluso, parecía emanar de entre los poros del cemento del suelo, según sus testimonios.

“No pudimos dormir porque hay cuartos que están bajos y ahí emana mucha agua, se sacan tanques de agua, 10, 12 tanques de esos de 12 litros. Así estuvimos toda la noche, nos acostamos un rato y sobre las cuatro de la mañana volvimos a sacar agua”, explicó María mientras recorría su casa y abría las cortinas que usa a modo de puerta para las habitaciones.
El olor a humedad era muy intenso, se impregnó en toda la ropa y los colchones. A pesar de que habían pasado ya varias horas desde que dejó de llover y de que habían secado el suelo en varias ocasiones, el agua seguía buscando su cauce por el piso de la casa.

Norma Cruz Lazo también vive en la colonia Escolleras. Su vivienda quedó más dañada que las demás debido a que las láminas de su techo están en muy malas condiciones. tienen agujeros por todas partes, por lo que su vivienda se convirtió en una coladera durante todo el tiempo que duró la lluvia.
“El agua entraba como cascada. Mire, por aquí era una cascada”, dijo, señalando una esquina de la cocina de donde hace tres días había comida y enseres y ahora hay agua y pedazos de lámina oxidada.
En cada habitación hay palanganas, cubetas o cualquier recipiente en donde pudiera contenerse agua de las goteras. Puso varios sobre los colchones, en un vano intento de evitar que se mojaran. Las cuatro camas que tiene están empapadas, no sabe dónde dormirán ella y los cuatro nietos que viven a su lado. Lo que sí sabe es que no se irá a uno de los albergues que las autoridades alistaron por la contingencia.
“Lo poquito que tiene uno se lo roban aquí, yo no puedo dejar mi casa”, exclamó casi en un grito, con el singular acento alvaradeño.
La alcaldesa Lizette Pérez realizó un recorrido por las zonas afectadas la mañana del sábado. Les llevó una rebanada de pastel, lo que para muchos afectados lejos de un buen gesto, fue un insulto.
“¿Yo para qué quiero pastel? Ok, sí, teníamos hambre, pero queremos láminas, queremos comida, queremos un lugar para dormir”, dijo Norma.
La Secretaría de Protección Civil indicó que al último corte hay 18 municipios con alguna afectación, ya sea comunidades incomunicadas, deslaves o viviendas dañadas, como en Cotaxtla y Tlalixcoyan, donde las escenas de personas rescatando sus pertenencias o sus animales se han hecho cotidianas durante septiembre. Protección Civil También informó que el estado se mantiene en alerta gris por la inminente continuidad de las lluvias. Las horas más difíciles no han terminado.
